ECONOMÍA DEL LIBRE MERCADO, LA LIBRE COMPETENCIA Y EL ROL DEL INDECOPI.
Castañeda
Asencio, Álvaro Hilario[1]
Desde
el planteamiento de Adan Smith de la economía
de “libre mercado y la mano invisible” más aun Durante la década del noventa,
como parte de la agenda marcada por el denominado Consenso de Washington[2],
la mayoría de países de la región emprendió un conjunto de reformas tendientes
a la liberalización de los mercados, la apertura comercial y de reducción de la presencia del
Estado en la economía. Esta tendencia hizo la apertura de los mercados a través
de tratados de libre comercio, producto de los procesos de liberalización,
implicó por un lado, el repliegue de la presencia estatal en la mayoría de
sectores económicos privilegiando el rol de la empresa privada dentro de la
actividad productiva, mientras que por otro lado, exigió que los Estados
diseñen un nuevo marco institucional.
En este
contexto, nuestro país no ha sido ajeno en
adecuarse al sistema Neoliberal, y en el gobierno de Alberto Fujimori,
introdujo un marco institucional plasmado en el régimen económico de la vigente
Constitución, cuyo objetivo principal fue la promoción de la competencia en los
mercados[3];
por ahí que dicha constitución regula el régimen económico[4],
reconociendo el pluralismo económico y por ahí vigilando la libre competencia,
combate el monopolio y algo importante "El Estado defiende el interés de losconsumidores y usuarios. Para tal
efecto garantiza el derecho ala información sobre los bienes y servicios que se
encuentran asu disposición en el mercado”
Dentro
de esa línea, en el año 1992, se creó el Instituto Nacional de Defensa de la
Competencia y Protección de la Propiedad Intelectual (en adelante, INDECOPI)[5],
organismo con relativa autonomía
técnica, económica, presupuestal
y administrativa, al cual se le
asignaron un conjunto de funciones relacionadas a la protección del mercado “de
las prácticas monopólicas que resulten controlistas y restrictivas de la
competencia , así como de las prácticas que generan competencia desleal, y de
aquellas que afectan a los agentes del mercado y a los consumidores”[6],es
decir un agente del estado que intermedia en la lucha de intereses entre el
productor y consumidor. De ahí que la economía al libre albedrio (mano
invisible) ya amerita una economía
trisectorial, por la misma razón de que el mercado no tiene competencia
perfecta.
Por ello, este ensayo propone un análisis general de la
economía de libre competencia, para luego enfocar aspectos particulares de
nuestra economía nacional.
La
economía de libre mercado donde hay
muchos vendedores, muchos compradores
de numerosos bienes y servicios; información perfecta de
los mercados y la libre movilidad de recursos; no es nada real, la evidencia más
clara se muestra con la globalización en donde los monopolios rompen fronteras
de estado – nación y avanzan devorando a las pequeñas empresas, corrompiendo
funcionarios por citar en nuestro país, las empresas transnacionales de
minería; como xtrata, Hudbay, la Oroya, Norsemont, Buenaventura, etc. operan en
las cabeceras de cuencas, con garantías del estado, más por el contrario los
pequeños mineros( mineros informales) que operan en las mismas zonas, están
perseguidos por la interdicción, esa es la cruda realidad de la perfecta
competencia.
El
séptimo principio de la economía: el estado a veces puede mejorar los
resultados de mercado[7], creo que no es solo a
veces, sino el estado se convierte un agente de vital importancia. Aunque los
mercados suelen ser buen mecanismo para organizar la actividad económica, esta regla tiene
excepciones importantes. Hay dos razones
por la que el estado interviene en la economía: para fomentar la
eficiencia y la equidad.
La mano
invisible lleva normalmente a los
mercados a asignar los recursos eficientemente, mas no en las relaciones
sociales de producción. Hoy por hoy, los
gobernantes parecen competir en un concurso para ver quién declara con más
ahínco su adhesión a los principios del "libre mercado"[8].
Tanto
antes como ahora, esas expresiones tienen poco que ver con la realidad y, en el
caso particular de los mercados competitivos, la retórica del neoliberalismo
excede con creces la realidad objetiva de los mismos. Hay mucho menos mercado
de lo que se dice, tal vez por aquello que oportunamente recordó John
Williamson en un famoso diario de EE.UU al decir que "Washington no
siempre practica lo que predica", y a lo cual podríamos agregar que no
sólo Washington sino que tampoco Bonn, París, Londres y Tokio.
En
nuestro sistema actual se tiene algunas tendencias por citar:
a) La
avasalladora tendencia a la mercantilización de derechos y prerrogativas conquistados
por las clases populares a lo largo de más de un siglo de lucha, convertidos
ahora en "bienes" o "servicios" adquiribles en el mercado.
La salud, la educación y la seguridad social, por ejemplo, dejaron de ser
componentes inalienables de los derechos ciudadanos y se convirtieron en
simples mercancías intercambiadas entre "proveedores" y compradores
al margen de toda estipulación política.
b) El
desplazamiento del equilibrio entre mercados y Estado, un fenómeno objetivo que
fue reforzado por una impresionante ofensiva en el terreno ideológico que
"satanizó" al Estado mientras se exaltaban las virtudes de los
mercados.
Ahora
bien, ¿cuál es el drama de nuestra época? Que los estados, especialmente en la
periferia capitalista, han sido conscientemente debilitados, cuando no
salvajemente desangrados, por las políticas neoliberales a los efectos de
favorecer el predominio sin contrapesos de los intereses de las grandes
empresas.
Si
comparamos las cifras de ventas de algunas de las grandes empresas transnacionales
con las correspondientes al producto bruto de los países latinoamericanos en
1992 y compilados por Atilo Boron una lista unificada de Estados y empresas[9]
hallaríamos a la cabeza de la misma a Brasil, con un producto bruto de
trescientos sesenta mil millones de dólares. Luego vendría México con
trescientos veintinueve mil millones y a continuación Argentina, con doscientos
veintiocho mil millones. Después comienza a aparecer una serie de
"países" muy extraños: General Motors, con ciento treinta y dos mil
millones; Exxon, con ciento quince mil millones; Ford, con cien mil millones;
Shell, con noventa y seis mil millones; Toyota, IBM; y a continuación aparece
Venezuela, con sesenta y un mil millones y, al final, Bolivia con apenas cinco
mil trescientos millones de dólares de producto bruto.
¿Qué
lecciones se desprenden de una lista tan heterogénea como ésta? Que la
capacidad de negociación de nuestros países con estos gigantes de la economía
mundial se ha visto menoscabada a lo largo de las últimas décadas. Aquellos
Estados tienen escasas posibilidades de lidiar con estos nuevos
"Leviatanes" de la economía mundial. No se encuentran totalmente
inermes, pero las probabilidades de ejercer un control efectivo sobre las
grandes empresas son muy limitadas. Esto es particularmente cierto en el caso
de países con economías pequeñas: ¿cuáles son los instrumentos con que cuenta
un gobierno democrático de nuestro país para negociar con unas corporaciones
tan grandes como lo citamos? ¿Cómo podría hacerlo el INDECOPI para garantizar
la libre competencia?
La
realidad es que nuestros Estados son hoy mucho más dependientes que antes,
agobiados como están por una deuda externa que no cesa de crecer y por una
"comunidad financiera internacional" que en la práctica los despoja
de su soberanía al dictar las políticas económicas dócilmente implantadas por
los gobiernos de la región. La gravedad de este proceso de creciente
subordinación de los Estados de la periferia a los oligopolios y los monopolios
que controlan los mercados
Un
vicio imperdonable de muchos economistas, producto de la crisis teórica y la
asombrosa estrechez de miras que caracterizan a la disciplina en estos días, ha
sido el de considerar a los países y a los Estados simplemente como mercados.
Sin embargo, pese al economicismo dominante, nuestros países son antes que nada
“naciones” y, tan sólo luego, sedes de mercados. En los años del auge petrolero
mexicano, Carlos Fuentes escribió un memorable artículo en el New York Times
con el título: "¡México no es un pozo de petróleo!" La ideología
dominante no por casualidad resignifica a los países convirtiéndolos en grises
mercados, todos uniformizados por la dinámica incesante de la oferta y la
demanda.
Ahora
bien, se debe advertir que la introducción de reformas promotoras del mercado,
crear INDECOPI, mejorar los decretos, funciones, legislación, etc. da pocos resultados para garantizar la libre
competencia en nuestro país; sin menospreciar el rol que cumple esta institución.
En ese
sentido, transcurridos 22 años desde la introducción de las normas de
competencia en el Perú, resulta pertinente hacer un balance y plantear un
posible camino a seguir durante los próximos años. En particular, consideramos
conveniente preguntarnos, qué ajustes deben efectuarse a fin de hacer más
eficaces estas políticas traduciéndolas en resultados más concretos para los
consumidores, que son en definitiva sus principales beneficiarios.
Este
ensayo se basa tomando mucha referencia
a Hebert Tassano Velaochaga[10]
quien escribe un artículo “retos y desafíos en la aplicación de las
políticas de competencia en el Perú” ¸en el cual propone algunas posibles líneas de política de
defensa de la competencia para los próximos años, que tengan por objetivo
fortalecer el rol del INDECOPI en la promoción de la competencia de los
mercados y, mediante ello, impulsar la competitividad de las empresas así como
el bienestar de los consumidores.
En
cuanto a las políticas de libre competencia o antitrust, como se ha
hecho referencia, éstas tienen por objeto sancionar o prevenir las prácticas
restrictivas de la competencia o de abuso de posición de dominio en el mercado.
En el
Perú, desde 1992, la aplicación de parte de este cuerpo normativo contra
monopolios se encuentra a cargo del INDECOPI[11].
Las Tendencias recientes en la aplicación de la
legislación de libre competencia se dieron Durante el período 2000-2013 el
INDECOPI, a través de la Comisión de Libre Competencia, ha venido aplicando las
normas de competencia a través del iniciode casos de oficio o de parte. Durante
el referido período se puede distinguir la vigencia de tres normas importantes
que regulan la competencia. La primera normade promoción de la competencia ha
sido el Decreto Legislativo Nº 701[12],
“Ley quedispone la eliminación de las prácticas monopólicas, controlistas y
restrictivasde la libre competencia”; la segunda, aprobada en el año 1994, como
parte de lasreformas introducidas al sector eléctrico, la Ley Nº 26876[13],
Ley Antimonopolio y Antioligopolio del Sector Eléctrico. Finalmente, cabe
mencionar la normarecientemente aprobada mediante Decreto Legislativo Nº 1034,
Ley de Represiónde Conductas Anticompetitivas[14]
Estas
leyes se van aplicando relativamente en nuestro país, relativamente por que no está
de acuerdo al sistema económico, tiene fallas por la misma contradicción de que
las leyes jurídicas no se imponen sobre las leyes económicas. Sin embargo es necesario analizar los restos
que planteo el presidente de INDECOPI para garantizar el desarrollo de
lacompetencia en nuestros mercados.
A
continuación, se hace un listado, no exhaustivo, de posibles líneas de acción:
a.
Mayor proactividad y difusión de casos emblemáticos
En
un contexto en el que los recursos con que cuenta la autoridad de competencia
son escasos, ésta debe concentrar sus esfuerzos en el análisis, monitoreo e
investigación de mercados que afecten a grupos significativos de consumidores de
diversos sectores, tales como: alimentos, agrícola, medicamentos, servicios de salud,
servicios bancarios, entre otros. Ello no implica, en absoluto, dejar de
atender el resto de sectores, sino priorizar las actividades de investigación
en aquellos sectores en los que la competencia tenga un impacto relativamente
mayor sobre el bienestar de los consumidores.
Este
planteamiento es necesario, investigar y analizar son tareas que debe
intensificarse y por otro lado socializar esta información a los consumidores,
ahí su rol importante regular el mercado.
b. Debate normativo
La
Ley Nº 1034 de Represión de Conductas Anticompetitivas, ha introducido precisiones
y cambios importantes a la legislación de competencia, sin embargo, existen
algunos temas que consideramos que en los próximos años, merecerán especial
atención.
Este
planteamiento es una responsabilidad inminente e impostergable, las normas
deben estar en permanente adecuación a la realidad conforme cambia las
relaciones en el mercado. De ahí siempre combatir la fusión de empresas
mediante oligopolios, monopolios, y proteger las inversiones locales de las
extranjeras. En ese sentido se tiene que reforzar las atribuciones de INDECOPI.
c.
Descentralización
Del
total de casos resueltos por la CLC, durante los últimos años, un número poco
significativo ha correspondido a conductas realizadas fuera de Lima. Si bien ello
resulta explicable en la medida que la actividad económica se concentra en la capital,
también es reflejo de una menor presión fiscalizadora de la autoridad en provincias,
máxime si es en el interior del país donde se esperaría que la cultura de mercado
esté aún menos diseminada.
En
esta parte siempre el estado ha sido débil y sigue siendo así, la presencia del
estado para controlar y regular no llega a todos los rincones del país, la
descentralización no solo debe llegar a las regiones sino a las provincias y
distritos más lejanos de la sierra y la selva, ahí donde opera pequeños
monopolios controlando el mercado, esto es una tarea que tiene el estado tener
mayor cobertura de regulación en todos sus territorios.
El
resto de sus planteamientos de Hebert Tassano como: Fortalecimiento de las asociaciones de
consumidores, mejorar su reducido nivel de recursos materiales y de personal y Mayor
presencia en foros internacionales pueden ser remediables y subsanables. Ahí
quizá algo importante es socializar el INDECOPI una institución que muestre su
presencia ante la sociedad, es decir que el consumidor sepa que existe una
institución que le defiende cuando existe excesos por parte de los productores
y prestadores de servicio; esta socialización consiste en que se difunda las
funciones del INDECOPI utilizando los
medios masivos.
Finalmente,
consideramos que el fortalecimiento de la competencia debe considerarse un
objetivo transversal de política del Estado peruano, que atraviese todos los
sectores de la administración pública. Ello exige del INDECOPI un liderazgo a
fin de involucrar a los diversos estamentos del Estado (ministerios, gobiernos
regionales y locales) en dichas políticas, a través de programas de capacitación,
difusión, talleres, entre otros mecanismos. Sólo con funcionarios públicos
mejor capacitados y más conscientes de la importancia de promover la competencia
en nuestra economía, crearemos condiciones que permitan que la competencia se
traduzca en beneficios concretos para los consumidores.
[1] Estudiante del
segundo año de la facultad de Economía (UNSA) con código: 20133821. Este ensayo
es preliminar para presentar en la cátedra de marketing, inmerso a
correcciones.
[2] Para una reseña
del conjunto de ideas y recetas de política que suele identificar dentro del
Consenso de Washington, véase Williamson, John, “A Short History of the
Washington Consensus”, disponible en: http://www.iie.com/publications/papers/williamson0904-2.pdf
(Fecha
de visita: 22/04/2014).
[3] Para una breve
revisión del proceso de reformas registrado en el Perú, véase Cáceres A. y Ruiz
G., “El nuevo marco de Competencia y Comercio Exterior en el Perú”, Boletín
Latinoamericano de Competencia, Nº 3, marzo, Lima, 1998.
[4] Este régimen
está estipulado en los artículos que van desde 58 hasta el artículo 65 de la
constitución vigente peruana
[5]Al
respecto, véase el Decreto Ley Nº25868 “Ley de organización y funciones del
Instituto Nacional de Defensa de la
Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual – INDECOPI”,
publicado en el Diario Oficial El Peruano el 24 de noviembre de 1992.
[6]Al
respecto, véase el artículo 2º del Decreto Ley Nº 25868 “Ley de organización y funciones
del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la
Propiedad Intelectual – INDECOPI”.
[7]Mankiw, N.
Gregory (2002)
Principios de Economía Segunda
Edicion McGraw-Hill
[8]Atilio Borón, sobre
mercados y utopías La gente. Disponible http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/inmigrantes/20207 22/04/2014
[9]Atilio Borón, ibid.
[10]Presidente
del INDECOPI.Abogado graduado en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Master
en Regulación de Servicios Públicos en la UPC y el IEDE Business School,
Universidad Europea de Madrid
[11]En
el caso del sector de telecomunicaciones, desde 1994, se le otorgaron al
Organismo Supervisor de la Inversión Privada en Telecomunicaciones (OSIPTEL)
facultades en materia de políticas antitrust y competencia desleal.
[12]Publicado
en el Diario Oficial El Peruano el 7 de noviembre de 1991.
[13]Publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 19 de setiembre de 1997
[14]Publicado
en el Diario Oficial El Peruano el 25 de junio de 2008.
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