miércoles, 23 de abril de 2014

ECONOMÍA DEL LIBRE MERCADO, LA LIBRE COMPETENCIA Y EL ROL DEL INDECOPI.

ECONOMÍA DEL LIBRE MERCADO,  LA LIBRE COMPETENCIA Y EL ROL DEL INDECOPI.

Castañeda Asencio, Álvaro Hilario[1]

Desde el planteamiento de Adan  Smith de la economía de “libre mercado y la mano invisible” más aun Durante la década del noventa, como parte de la agenda marcada por el denominado Consenso de Washington[2], la mayoría de países de la región emprendió un conjunto de reformas tendientes a la liberalización de los mercados, la apertura  comercial y de reducción de la presencia del Estado en la economía. Esta tendencia hizo la apertura de los mercados a través de tratados de libre comercio, producto de los procesos de liberalización, implicó por un lado, el repliegue de la presencia estatal en la mayoría de sectores económicos privilegiando el rol de la empresa privada dentro de la actividad productiva, mientras que por otro lado, exigió que los Estados diseñen un nuevo marco institucional.

En este  contexto, nuestro país no ha sido ajeno en adecuarse al sistema Neoliberal, y en el gobierno de Alberto Fujimori, introdujo un marco institucional plasmado en el régimen económico de la vigente Constitución, cuyo objetivo principal fue la promoción de la competencia en los mercados[3]; por ahí que dicha constitución regula el régimen económico[4], reconociendo el pluralismo económico y por ahí vigilando la libre competencia, combate el monopolio y algo importante "El Estado defiende el interés de losconsumidores y usuarios. Para tal efecto garantiza el derecho ala información sobre los bienes y servicios que se encuentran asu disposición en el mercado”
Dentro de esa línea, en el año 1992, se creó el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y Protección de la Propiedad Intelectual (en adelante, INDECOPI)[5], organismo  con relativa   autonomía  técnica,  económica,  presupuestal  y  administrativa, al cual se le asignaron un conjunto de funciones relacionadas a la protección del mercado “de las prácticas monopólicas que resulten controlistas y restrictivas de la competencia , así como de las prácticas que generan competencia desleal, y de aquellas que afectan a los agentes del mercado y a los consumidores[6],es decir un agente del estado que intermedia en la lucha de intereses entre el productor y consumidor. De ahí que la economía al libre albedrio (mano invisible) ya amerita  una economía trisectorial, por la misma razón de que el mercado no tiene competencia perfecta.
Por ello,  este ensayo propone un análisis general de la economía de libre competencia, para luego enfocar aspectos particulares de nuestra economía nacional.
La economía de libre mercado  donde hay muchos vendedores, muchos compradores  de  numerosos  bienes y servicios; información perfecta de los mercados y la libre movilidad de recursos; no es nada real, la evidencia más clara se muestra con la globalización en donde los monopolios rompen fronteras de estado – nación y avanzan devorando a las pequeñas empresas, corrompiendo funcionarios por citar en nuestro país, las empresas transnacionales de minería; como xtrata, Hudbay, la Oroya, Norsemont, Buenaventura, etc. operan en las cabeceras de cuencas, con garantías del estado, más por el contrario los pequeños mineros( mineros informales) que operan en las mismas zonas, están perseguidos por la interdicción, esa es la cruda realidad de la perfecta competencia.
El séptimo principio de la economía: el estado a veces puede mejorar los resultados de mercado[7], creo que no es solo a veces, sino el estado se convierte un agente de vital importancia. Aunque los mercados suelen ser buen mecanismo para organizar  la actividad económica, esta regla tiene excepciones importantes. Hay dos razones  por la que el estado interviene en la economía: para fomentar la eficiencia y la equidad.
La mano invisible lleva normalmente  a los mercados a asignar los recursos eficientemente, mas no en las relaciones sociales de producción. Hoy por hoy,  los gobernantes parecen competir en un concurso para ver quién declara con más ahínco su adhesión a los principios del "libre mercado"[8].
Tanto antes como ahora, esas expresiones tienen poco que ver con la realidad y, en el caso particular de los mercados competitivos, la retórica del neoliberalismo excede con creces la realidad objetiva de los mismos. Hay mucho menos mercado de lo que se dice, tal vez por aquello que oportunamente recordó John Williamson en un famoso diario de EE.UU al decir que "Washington no siempre practica lo que predica", y a lo cual podríamos agregar que no sólo Washington sino que tampoco Bonn, París, Londres y Tokio.
En nuestro sistema actual se tiene algunas tendencias por citar:
a) La avasalladora tendencia a la mercantilización de derechos y prerrogativas conquistados por las clases populares a lo largo de más de un siglo de lucha, convertidos ahora en "bienes" o "servicios" adquiribles en el mercado. La salud, la educación y la seguridad social, por ejemplo, dejaron de ser componentes inalienables de los derechos ciudadanos y se convirtieron en simples mercancías intercambiadas entre "proveedores" y compradores al margen de toda estipulación política.
b) El desplazamiento del equilibrio entre mercados y Estado, un fenómeno objetivo que fue reforzado por una impresionante ofensiva en el terreno ideológico que "satanizó" al Estado mientras se exaltaban las virtudes de los mercados.
Ahora bien, ¿cuál es el drama de nuestra época? Que los estados, especialmente en la periferia capitalista, han sido conscientemente debilitados, cuando no salvajemente desangrados, por las políticas neoliberales a los efectos de favorecer el predominio sin contrapesos de los intereses de las grandes empresas.

Si comparamos las cifras de ventas de algunas de las grandes empresas transnacionales con las correspondientes al producto bruto de los países latinoamericanos en 1992 y compilados por Atilo Boron una lista unificada de Estados y empresas[9] hallaríamos a la cabeza de la misma a Brasil, con un producto bruto de trescientos sesenta mil millones de dólares. Luego vendría México con trescientos veintinueve mil millones y a continuación Argentina, con doscientos veintiocho mil millones. Después comienza a aparecer una serie de "países" muy extraños: General Motors, con ciento treinta y dos mil millones; Exxon, con ciento quince mil millones; Ford, con cien mil millones; Shell, con noventa y seis mil millones; Toyota, IBM; y a continuación aparece Venezuela, con sesenta y un mil millones y, al final, Bolivia con apenas cinco mil trescientos millones de dólares de producto bruto.
¿Qué lecciones se desprenden de una lista tan heterogénea como ésta? Que la capacidad de negociación de nuestros países con estos gigantes de la economía mundial se ha visto menoscabada a lo largo de las últimas décadas. Aquellos Estados tienen escasas posibilidades de lidiar con estos nuevos "Leviatanes" de la economía mundial. No se encuentran totalmente inermes, pero las probabilidades de ejercer un control efectivo sobre las grandes empresas son muy limitadas. Esto es particularmente cierto en el caso de países con economías pequeñas: ¿cuáles son los instrumentos con que cuenta un gobierno democrático de nuestro país para negociar con unas corporaciones tan grandes como lo citamos? ¿Cómo podría hacerlo el INDECOPI para garantizar la libre competencia?
La realidad es que nuestros Estados son hoy mucho más dependientes que antes, agobiados como están por una deuda externa que no cesa de crecer y por una "comunidad financiera internacional" que en la práctica los despoja de su soberanía al dictar las políticas económicas dócilmente implantadas por los gobiernos de la región. La gravedad de este proceso de creciente subordinación de los Estados de la periferia a los oligopolios y los monopolios que controlan los mercados
Un vicio imperdonable de muchos economistas, producto de la crisis teórica y la asombrosa estrechez de miras que caracterizan a la disciplina en estos días, ha sido el de considerar a los países y a los Estados simplemente como mercados. Sin embargo, pese al economicismo dominante, nuestros países son antes que nada “naciones” y, tan sólo luego, sedes de mercados. En los años del auge petrolero mexicano, Carlos Fuentes escribió un memorable artículo en el New York Times con el título: "¡México no es un pozo de petróleo!" La ideología dominante no por casualidad resignifica a los países convirtiéndolos en grises mercados, todos uniformizados por la dinámica incesante de la oferta y la demanda.
Ahora bien, se debe advertir que la introducción de reformas promotoras del mercado, crear INDECOPI, mejorar los decretos, funciones, legislación, etc.  da pocos resultados para garantizar la libre competencia en nuestro país; sin menospreciar el rol que cumple esta institución.
En ese sentido, transcurridos 22 años desde la introducción de las normas de competencia en el Perú, resulta pertinente hacer un balance y plantear un posible camino a seguir durante los próximos años. En particular, consideramos conveniente preguntarnos, qué ajustes deben efectuarse a fin de hacer más eficaces estas políticas traduciéndolas en resultados más concretos para los consumidores, que son en definitiva sus principales beneficiarios.
Este ensayo  se basa tomando mucha referencia a Hebert Tassano Velaochaga[10] quien escribe un artículo “retos y desafíos en la aplicación de las políticas de competencia en el Perú” ¸en el cual  propone algunas posibles líneas de política de defensa de la competencia para los próximos años, que tengan por objetivo fortalecer el rol del INDECOPI en la promoción de la competencia de los mercados y, mediante ello, impulsar la competitividad de las empresas así como el bienestar de los consumidores.
En cuanto a las políticas de libre competencia o antitrust, como se ha hecho referencia, éstas tienen por objeto sancionar o prevenir las prácticas restrictivas de la competencia o de abuso de posición de dominio en el mercado.
En el Perú, desde 1992, la aplicación de parte de este cuerpo normativo contra monopolios se encuentra a cargo del INDECOPI[11].
Las Tendencias recientes en la aplicación de la legislación de libre competencia se dieron Durante el período 2000-2013 el INDECOPI, a través de la Comisión de Libre Competencia, ha venido aplicando las normas de competencia a través del iniciode casos de oficio o de parte. Durante el referido período se puede distinguir la vigencia de tres normas importantes que regulan la competencia. La primera normade promoción de la competencia ha sido el Decreto Legislativo Nº 701[12], “Ley quedispone la eliminación de las prácticas monopólicas, controlistas y restrictivasde la libre competencia”; la segunda, aprobada en el año 1994, como parte de lasreformas introducidas al sector eléctrico, la Ley Nº 26876[13], Ley Antimonopolio y Antioligopolio del Sector Eléctrico. Finalmente, cabe mencionar la normarecientemente aprobada mediante Decreto Legislativo Nº 1034, Ley de Represiónde Conductas Anticompetitivas[14]
Estas leyes se van aplicando relativamente en nuestro país, relativamente por que no está de acuerdo al sistema económico, tiene fallas por la misma contradicción de que las leyes jurídicas no se imponen sobre las leyes económicas. Sin embargo es necesario analizar los restos que planteo el presidente de INDECOPI para garantizar el desarrollo de lacompetencia en nuestros mercados.

A continuación, se hace un listado, no exhaustivo, de posibles líneas de acción:

a. Mayor proactividad y difusión de casos emblemáticos
En un contexto en el que los recursos con que cuenta la autoridad de competencia son escasos, ésta debe concentrar sus esfuerzos en el análisis, monitoreo e investigación de mercados que afecten a grupos significativos de consumidores de diversos sectores, tales como: alimentos, agrícola, medicamentos, servicios de salud, servicios bancarios, entre otros. Ello no implica, en absoluto, dejar de atender el resto de sectores, sino priorizar las actividades de investigación en aquellos sectores en los que la competencia tenga un impacto relativamente mayor sobre el bienestar de los consumidores.
Este planteamiento es necesario, investigar y analizar son tareas que debe intensificarse y por otro lado socializar esta información a los consumidores, ahí su rol importante regular el mercado.

b. Debate normativo

La Ley Nº 1034 de Represión de Conductas Anticompetitivas, ha introducido precisiones y cambios importantes a la legislación de competencia, sin embargo, existen algunos temas que consideramos que en los próximos años, merecerán especial atención.
Este planteamiento es una responsabilidad inminente e impostergable, las normas deben estar en permanente adecuación a la realidad conforme cambia las relaciones en el mercado. De ahí siempre combatir la fusión de empresas mediante oligopolios, monopolios, y proteger las inversiones locales de las extranjeras. En ese sentido se tiene que reforzar las atribuciones de INDECOPI.
c. Descentralización

Del total de casos resueltos por la CLC, durante los últimos años, un número poco significativo ha correspondido a conductas realizadas fuera de Lima. Si bien ello resulta explicable en la medida que la actividad económica se concentra en la capital, también es reflejo de una menor presión fiscalizadora de la autoridad en provincias, máxime si es en el interior del país donde se esperaría que la cultura de mercado esté aún menos diseminada.

En esta parte siempre el estado ha sido débil y sigue siendo así, la presencia del estado para controlar y regular no llega a todos los rincones del país, la descentralización no solo debe llegar a las regiones sino a las provincias y distritos más lejanos de la sierra y la selva, ahí donde opera pequeños monopolios controlando el mercado, esto es una tarea que tiene el estado tener mayor cobertura de regulación en todos sus territorios.
El resto de sus planteamientos  de Hebert Tassano  como: Fortalecimiento de las asociaciones de consumidores, mejorar su reducido nivel de recursos materiales y de personal y Mayor presencia en foros internacionales pueden ser remediables y subsanables. Ahí quizá algo importante es socializar el INDECOPI una institución que muestre su presencia ante la sociedad, es decir que el consumidor sepa que existe una institución que le defiende cuando existe excesos por parte de los productores y prestadores de servicio; esta socialización consiste en que se difunda las funciones del INDECOPI  utilizando los medios masivos.

Finalmente, consideramos que el fortalecimiento de la competencia debe considerarse un objetivo transversal de política del Estado peruano, que atraviese todos los sectores de la administración pública. Ello exige del INDECOPI un liderazgo a fin de involucrar a los diversos estamentos del Estado (ministerios, gobiernos regionales y locales) en dichas políticas, a través de programas de capacitación, difusión, talleres, entre otros mecanismos. Sólo con funcionarios públicos mejor capacitados y más conscientes de la importancia de promover la competencia en nuestra economía, crearemos condiciones que permitan que la competencia se traduzca en beneficios concretos para los consumidores.



[1] Estudiante del segundo año de la facultad de Economía (UNSA) con código: 20133821. Este ensayo es preliminar para presentar en la cátedra de marketing, inmerso a correcciones.
[2] Para una reseña del conjunto de ideas y recetas de política que suele identificar dentro del Consenso de Washington, véase Williamson, John, “A Short History of the Washington Consensus”, disponible en: http://www.iie.com/publications/papers/williamson0904-2.pdf (Fecha de visita: 22/04/2014).
[3] Para una breve revisión del proceso de reformas registrado en el Perú, véase Cáceres A. y Ruiz G., “El nuevo marco de Competencia y Comercio Exterior en el Perú”, Boletín Latinoamericano de Competencia, Nº 3, marzo, Lima, 1998.
[4] Este régimen está estipulado en los artículos que van desde 58 hasta el artículo 65 de la constitución vigente peruana
[5]Al respecto, véase el Decreto Ley Nº25868 “Ley de organización y funciones del Instituto  Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual – INDECOPI”, publicado en el Diario Oficial El Peruano el 24 de noviembre de 1992.
[6]Al respecto, véase el artículo 2º del Decreto Ley Nº 25868 “Ley de organización y funciones del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual – INDECOPI”.
[7]Mankiw, N. Gregory (2002) Principios de Economía  Segunda Edicion McGraw-Hill
[8]Atilio Borón, sobre mercados y utopías La gente. Disponible http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/inmigrantes/20207  22/04/2014
[9]Atilio Borón, ibid.
[10]Presidente del INDECOPI.Abogado graduado en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Master en Regulación de Servicios Públicos en la UPC y el IEDE Business School, Universidad Europea de Madrid
[11]En el caso del sector de telecomunicaciones, desde 1994, se le otorgaron al Organismo Supervisor de la Inversión Privada en Telecomunicaciones (OSIPTEL) facultades en materia de políticas antitrust y competencia desleal.
[12]Publicado en el Diario Oficial El Peruano el 7 de noviembre de 1991.
[13]Publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19 de setiembre de 1997
[14]Publicado en el Diario Oficial El Peruano el 25 de junio de 2008.